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Bosques para sobrevivir a la sequía
Desde esta plataforma de divulgación hemos señalado innumerables veces los incalculables valores y servicios prestados por el bosque. Pero no por repetidos dejan de ser evidentes, y destacarlo una vez más no hace sino reafirmar su necesidad: el bosque es manantial de agua y vida. Un bosque menos significa, por tanto, menos agua y menos vida. Quizá esto se perciba como una evidencia trivial, pero ojalá quien así lo advierta pudiera preguntar su opinión a la biodiversidad que en algún momento de la historia pululaba por lo que ahora son las arenas del desierto de Sahara. Por ello, antes de talar un bosque, los gestores de la tierra en áreas propensas a la sequía deberían considerar primero la vida en los árboles que pretenden eliminar. Y buena parte de la Península Ibérica es candidata escogida para gozar de los favores de la escasez de agua.
Las parcelas forestales —cuanto más extensas, mejor— ofrecen mucha sombra y recursos a sus habitantes —por algo decidieron vivir en ellas—, lo que significa más probabilidades de supervivencia. Nuestro bosque mediterráneo está cuajado de estos recursos: frutos en los árboles y arbustos, granos y semillas en los calveros, y refugio, mucho refugio, lo que lo convierte en magnífica despensa y eficaz protección para la gran diversidad vital que lo habita. Sin embargo, la población de algunas especies ha disminuido desde mediados del siglo pasado. Así al menos lo indican los estudios científicos. Además, muchas especies de aves canoras, como zorzales, herrerillos o petirrojos, corren un mayor riesgo de morir dentro de los primeros cinco días después de abandonar sus nidos. Las crías de algunas especies deben ceder espacio a una segunda nidada, lo que las obliga a acelerar su aprendizaje. Y es que estos comienzos de la independencia fuera del nido son cruciales para salir adelante.
Menores precipitaciones contribuyen a generar un suelo más seco, a lo que se suman unas temperaturas más altas. Estas condiciones meteorológicas no tienen en cuenta si las zonas boscosas son grandes o pequeñas, como tampoco miran el diverso grado de cobertura arbórea. Pensemos que una mayor densidad de vegetación protege mejor a las aves novatas de los depredadores al ofrecerles mayores posibilidades de refugio. Por otro lado, las aves en áreas de bosques maduros más extensos pueden resistir mejor las condiciones de sequía, ya que estas áreas ofrecen más sombra y recursos. La cubierta forestal, recordemos, ayuda a mantener las condiciones climáticas, incluido el suelo húmedo, que es un factor importante para la disponibilidad de alimento de las especies forestales. Estas condiciones hacen que las zonas boscosas sean más resistentes a la sequía.
La cubierta forestal desempeña, por tanto, un papel fundamental para proteger a los animales de condiciones ambientales estresantes, así como para promover la supervivencia de aves jóvenes durante las condiciones de sequía. Por ello es tan importante mantener mosaicos de paisajes forestales en estrategias para conservar la biodiversidad. Para una supervivencia ideal, los novatos prosperan con una mezcla de hábitats formados por bosques que difieren en edad y, por lo tanto, en estructura de vegetación. Sin embargo, algunas especies son sensibles a la fragmentación del bosque, que tiende a proceder de la agricultura y la tala rasa.
Sea como sea, el bosque y el matorral mediterráneos suponen una confluencia de poblaciones, consumidores primarios y secundarios, que encuentran en su seno un sinfín de posibilidades de supervivencia. Con el paso de las estaciones la variedad y cantidad de recursos alimenticios ofrece una respuesta adecuada a las necesidades de sus habitantes, y las formas vivas saben adaptarse a las circunstancias cambiantes. Salvo que las condiciones climáticas o las acciones irresponsables modifiquen negativamente el ecosistema bosque. Conviene recordar una vez más que si en lugar de tener bosques monoespecíficos, centrados casi exclusivamente en el pino, contáramos con más superficie de bosques mixtos (mezcla de coníferas y frondosas), el aporte hídrico del bosque sería mayor.