Blog
La prima pobre de la adormidera
Seguramente todos conocemos por los medios de comunicación o por películas la planta de la que se obtiene el opio, la adormidera (Papaver somniferum), así como sus posibilidades medicinales y los riesgos de su consumo sin control. Lo que no sé si es de dominio público es que en nuestros campos habita una de sus parientes más humildes, la amapola.
La amapola (Papaver rhoeas L.) es una hierba anual, es decir, tiene un crecimiento rápido y de corta duración, que puede llegar a un año, aunque ella no vive más de diez meses. Con una altura de hasta 50 cm, es muy abundante y popular en nuestros lares.
Se cría mezclándose entre las mieses, a cuyo ciclo vital se ha adaptado, llegando a formar extensas y pintorescas manchas rojas. Se dice incluso que la planta llegó hasta nosotros desde Oriente, mezclada entre los granos de cereal. En la Edad Media se utilizaba el término babaolus para referirse a una especie de amapola. De ahí tal vez proceda el nombre de ababol. Pero se llame como se llame, es considerada una mala hierba.
Las hojas son dentadas, bastante hendidas. Tanto el tallo como las hojas y el cabillo que sostiene la flor están provistos de abundantes pelos.
Antes de abrirse, la flor está orientada hacia el suelo en actitud narcisista. La cápsula que la contiene está formada por dos piezas verdes, también pilosas, que se desprenden al abrirse. Sus pétalos son blancos si aún están poco hechos y de un color rojo intenso y brillante al final, y suelen presentar una mancha púrpura casi negra en la base. El botánico Font y Quer nos recuerda un antiguo juego en el que los niños trataban de adivinar si los capullos escondían "monja" (pétalos blancos) o "fraile" (pétalos rojos). En la Serranía se juega preguntando "¿Monja, fraile o chichiribaile?", debiendo el jugador contestar una de las tres alternativas. Si la respuesta coincide con el color (blanco = monja; rojo = fraile; rosa = chichiribaile), el jugador continúa su turno, de lo contrario, pasa al otro. En otros lugares se juega a hacer "muñequetes", que consiste en abrir un capullo floral y desplegar los pétalos formando un traje, dejando los sépalos como hombreras; sobre el rabillo de la flor se inserta el ovario de otra, que hace la función de cabeza, formando el conjunto una especie de muñeco.
Los estambres son muy numerosos y tienen un filamento muy delgado y oscuro. En el centro se encuentra una especie de urna que se convertirá en el fruto. Las líneas radiales que tiene en la parte superior son los estigmas.
La amapola, como otras plantas de su familia (Papaveraceae), posee unas sustancias que pueden ser utilizadas como drogas o por sus propiedades medicinales. Se recolectan los pétalos y las cápsulas cuando aún están verdes, y ambos se utilizan en forma de infusión para combatir los accesos de tos en los niños y ancianos, así como por sus propiedades ligeramente narcóticas y relajantes para favorecer el sueño. Este es uno de los parecidos que guarda con su pariente la adormidera. Sin embargo, un consumo excesivo puede provocar molestias intestinales. De hecho, el origen de su nombre genérico, Papaver, parece proceder del sánscrito papavara, jugo pernicioso.
En algunas zonas se toman las amapolas tiernas en ensalada, antes de florecer. Las hojas son levemente venenosas para los animales, aunque en nuestras latitudes se recogen como forraje para el ganado y las gallinas. También se pueden cocinar y consumir como las espinacas.
No es tan mala esta hierba.