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Lechetreznas
Antes de convertirse en rey de Numidia por obra y gracia de Octavio Augusto, Juba ya era un joven culto y bien educado en la cultura romana, tanto que el pueblo no le tenía gran aprecio, por lo que decidió irse a Mauritania. Allí fue un gobernante poco común: fomentó la cultura, la investigación científica y el conocimiento de la naturaleza —vamos, como ahora—. También impulsó el comercio, entrando varias veces en contacto con Hispania y explorando nuevos territorios.
Pero como cualquier rey-hijo de vecino, tuvo que pelear con otros pueblos, y aquí entra en acción su médico, un griego al que le dio por investigar las propiedades de una planta encontrada en la cordillera del Atlas. Euphorbus, que así se llamaba el galeno, estudió el látex de esta planta y otras similares encontrando propiedades tóxicas, por lo que recomendó su uso para impregnar las flechas de los soldados antes de lanzarlas contra el enemigo. El propio rey Juba dio el nombre de su médico a estas plantas, y más tarde, en 1753, Carlos Linneo asignó el nombre Euphorbia a todo el género.
Lechetrezna común (Euphorbia nicaensis)
En efecto, estas hierbas contienen una savia acre y lechosa, el látex (lo que da origen al más común de los nombres vernáculos que se les atribuye, lechetrezna), que puede ser más o menos cáustico e irritante para la piel y, en contacto con las mucosas (ojos, nariz y boca), puede producir inflamaciones bastante dolorosas. Su toxicidad es tal que llegó a utilizarse como pintura para los barcos, pues así se impedía el desarrollo de especies que se adherían al casco. Sin embargo, otras se utilizan con fines ornamentales, como la Flor de Pascua o Flor de Navidad (Euphorbia pulcherrima).
El látex se ha utilizado en medicina casera para eliminar los callos y las verrugas, método que fue sustituido por el uso de la savia de higuera por ser más seguro. El contacto con la piel provoca un enrojecimiento con aparición de ampollas. Debe evitarse su contacto con los ojos, que puede producir desde irritaciones hasta cegueras.
Látex de una euforbia.
En nuestras caminatas por el monte tal vez podamos encontrar pequeñas charcas de agua recién nacida de la tierra, pero sin la suficiente cantidad para que se forme una corriente. Es fácil que sobre su superficie se deposite una leve película de suciedad (restos vegetales, polen…). Se cuenta que las gentes de la Sierra echan unas gotas de lechetrezna en el centro del charco y la suciedad se desplaza rápidamente hacia los bordes, momento que aprovechan para coger el agua y beber. Invito al lector a realizar esta sencilla experiencia, pero sin llegar a consumir el agua, pues estamos tratando con una sustancia tóxica. Además, lo más probable es que el agua que encontremos contenga algo más que restos vegetales.
Lechetrezna serrada (Euphorbia serrata)
Existen unas 1.600 especies de lechetreznas en todo el mundo, 105 se encuentran en Europa, 58 de ellas en España y 10 en la Serranía de Cuenca. Y en esta época las podemos encontrar fácilmente.