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Blog

A hombros de gigantes

Ciencia

En cierta ocasión le preguntaron al divulgador científico Isaac Asimov quién creía que era el científico más grande que jamás existió. En su respuesta, Asimov puso de manifiesto sus dudas para colocar alguien en el segundo lugar, porque había algunos aspirantes a esa plaza: Albert Einstein, Ernest Rutherford, Niels Bohr, Louis Pasteur, Charles Darwin, Galileo Galilei, Clerk Maxwell, Arquímedes y otros. Pero una cosa sí tenía clara: en su opinión, el más grande entre los grandes, el que demostró tener el mayor talento científico que jamás se haya visto en el mundo fue Isaac Newton.

Isaac Newton en 1702, por Geoffrey Kneller.

 

Asimov, no obstante, se apresura a poner algunas pegas a este sabio: era mal conferenciante, tenía algo de cobarde moral y de llorón autocompasivo, y de vez en cuando tendía a la depresión. Ahora bien, como científico fue insuperable. Fundó las matemáticas superiores, la óptica moderna tras descomponer la luz blanca en los colores del espectro, la física moderna al establecer las leyes del movimiento, y la astronomía moderna definiendo la ley de la gravitación universal. Cualquiera de estas cuatro hazañas científicas es motivo suficiente para colocar a Newton en la cumbre de la ciencia planetaria. Tras su muerte, Alexander Pope escribió: “La Naturaleza y sus leyes permanecían ocultas en la noche. Dijo Dios: ¡Sea Newton! Y todo fue luz.”

Se cuenta que Isaac Newton escribió en cierta ocasión una carta a Robert Hooke, otro científico inglés que participó en la creación de la Royal Society de Londres y que polemizó con nuestro personaje acerca de la dudosa originalidad de la ley de la gravitación universal. En esa carta decía Newton: “Si he visto más lejos es porque estoy sentado sobre los hombros de gigantes”. Desde entonces, se le ha atribuido la paternidad de esta expresión, pero la realidad es otra.

Fue Juan de Salisbury quien en el siglo XII puso en boca de su maestro Bernardo de Chartres estas palabras al afirmar lo siguiente: “Decía Bernardo de Chartres que somos como enanos a los hombros de gigantes. Podemos ver más, y más lejos que ellos, no por alguna distinción física nuestra, sino porque somos levantados por su gran altura.” A partir de ahí, fueron muchos los pensadores que volvieron a utilizar esta expresión, como el teólogo español Diego de Estella (s. XVI), que escribió: “Unos pigmeos subidos a los hombros de unos gigantes verán más lejos que los gigantes mismos». O como el erudito inglés Robert Burton (s. XVII), que prácticamente calcó esta frase. Más tarde siguió siendo repetida por más intelectuales, como Engels, Stuart Mill o Freud.

La expresión se venía arrastrando por el gran debate que se abrió ya en la Edad Media en torno a la comparación entre los antiguos y los modernos. Así, los pensadores antiguos eran los “gigantes”, mientras que los modernos eran los “enanos”, si bien estos, encaramados sobre los primeros, podían ver más y mejor. Todo ello no es sino una metáfora acerca de la originalidad, la creación, el plagio, la tradición y el progreso en el mundo científico e intelectual. No se trata, en realidad, de que todo esté escrito o inventado, sino que en cada época los creadores alimentan sus obras con los conocimientos que otros han generado previamente, o dicho de otra forma, que sus logros se levantan sobre la obra de sus predecesores. Explica, en definitiva, el proceso de colección de datos que se produce en la construcción del conocimiento en general, y del científico en particular. Y esto fue lo que, al fin y al cabo, quiso decir Newton en su carta, que conocía el pensamiento científico y filosófico de los antiguos griegos o los experimentos realizados por Galileo, y que todo eso y más le sirvió para elaborar y presentar sus hallazgos.

A hombros de gigantes nos movemos todos y no son pocos los gigantes a los que podemos encaramarnos en las tareas de divulgación ambiental, que es la me ocupa en este blog, o porque su filosofía de vida es digna de tener siempre en cuenta. Por ello, vaya desde aquí mi particular homenaje a mis gigantes: Félix Rodríguez de la Fuente, Miguel Delibes, Joaquín Araújo, Eduardo Punset, José Luis Sampedro, Stephen Jay Gould, Isaac Asimov, David Suzuki, David Attenborough…