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Un Sol generoso

Ciencia

Tras dedicar un par de entradas a un proceso tan esencial para la vida como la fotosíntesis, y a uno de sus elementos básicos, la clorofila, no está de más que nos detengamos en el motor que mantiene activo este proceso, o sea, la fuente de la actividad vital, la luz del Sol.

El Sol no es una estrella de las más grandes, comparada con otras. Aldebarán, por ejemplo, en la constelación de Tauro, a unos 65 millones de años luz de nosotros, es 44 veces mayor que el Sol. VY Can Mayor, la estrella más grande conocida, tiene un diámetro de 2.800 millones de kilómetros, unas 2.000 veces más grande que el Sol. Un avión, volando a 900 km/h, tardaría 1.100 años en darle una vuelta completa.

El Sol (Fuente: NASA)

 

Pero el Sol es muy grande si lo comparamos con nuestro planeta. Harían falta unas 110 Tierras para igualar el tamaño del Sol y unas 333 para equilibrar su masa. Y esta masa representa el 98,6 % de todo el Sistema Solar. Situado a unos 150.000 km de la Tierra, su luz tarda en llegar hasta nosotros 8 minutos y 19 segundos. Esto significa que la luz solar que vemos en un momento determinado del día es en realidad la luz que el Sol ha emitido 8 minutos y 19 segundos antes. O dicho de otro modo: si en un momento determinado se apagara el Sol de repente, no nos enteraríamos hasta pasados 8 minutos y 19 segundos.

La radiación del Sol procede de una reacción química llamada fusión en la que el hidrógeno (H) se convierte en helio (He), y para ello hace falta una gran cantidad de H. Se ha calculado (los científicos, claro) que cada segundo se transforman 654,6 millones de toneladas de H en 650 millones de toneladas de He. Vemos que hay en proceso una diferencia de 4,6 millones de toneladas que se convierten en energía y se pierden. De esta energía, una pequeña parte llega a la Tierra y se encarga de mantener la vida en el planeta. Cualquiera diría que el Sol se está consumiendo a marchas forzadas, pero debemos tener en cuenta su enorme masa, nada menos que 22 x 1026 toneladas (un 22 seguido de 26 ceros).

Los 4,6 millones de toneladas de energía se traducen en 1,94 calorías por centímetro cuadrado y minuto. ¿Alguien se atreve a calcula la energía que se aprovecha en una central solar? ¿Qué pasaría si invirtiéramos más en energía solar y no se pusieran tantas trabas? Se estima (los científicos, claro) que la energía recibida por una hectárea de terreno durante media hora podría fabricar casi 11 toneladas de glucosa, el alimento que elaboran las plantas. ¿Alguien se atreve ahora a calcular la cantidad de glucosa que se podría fabricar con la energía que llega a la Tierra en una hora? En 10 horas el Sol produciría suficiente alimento como para abastecer a toda la vida animal de la Tierra en un año.

Sí, la energía que recibe la Tierra del generoso Sol es formidable. Y eso que solo recibe una pequeña parte de toda la que genera. Pero no se quedan aquí los servicios del Sol. Las fuentes de energía utilizadas por el hombre (madera, carbón, petróleo) fueron seres vivos hace millones de años gracias al Sol. El viento se produce por la diferencia de temperatura del aire debido al calentamiento del Sol. La energía hidráulica depende de la evaporación provocada por el calor del Sol. Solo la energía mareomotriz, la geotérmica y la nuclear no dependen del Sol.

Algo más de la mitad de la masa de nuestra generosa estrella es hidrógeno y  casi todo el resto es helio, aunque el H es más voluminoso y ocupa un 80 % de la esfera solar. En la pequeña parte restante podemos encontrar casi todos los elementos químicos de la Tierra. Pensemos que en un principio, hace unos 4.650 millones de años, el Sol era todo H, por lo que al ritmo de fusión mencionado, aún le quedarían unos 5.000 millones de años de actividad, aunque no se sabe muy bien qué pasará entonces. No parece que tengamos que preocuparnos todavía. Ya veremos… o no.