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El primer Día del Árbol, hace 100 años
Hacía un día espléndido. A las dos de la tarde, reunidos en los jardines de la Diputación Provincial, el batallón infantil, con música, los niños de las Escuelas con sus respectivos maestros, las Autoridades, Junta Directiva local y los socios y particulares invitados se reunieron para desplazarse al sitio de la plantación. Era punto menos que imposible dar un paso por los espaciosos jardines que sirven de entrada al palacio provincial.
Así comienza el relato de lo que sería la primera celebración del Día del Árbol, un 14 de marzo de 1912, hace ahora, por tanto, cien años. La Sociedad Española de Amigos del Árbol decidió que este acontecimiento tuviera lugar inicialmente el 24 o 25 de febrero en el Recreo Peral, pero más tarde se trasladó al 11 de marzo de aquel año de 1912, posiblemente para conmemorar el aniversario del Real Decreto que instituyó oficialmente la Fiesta del Árbol. Sin embargo, no pudo ser tampoco el día 11 debido a un temporal de lluvias que azotó la ciudad durante esas fechas, y no se pudieron llevar a cabo los trabajos preparatorios. Así pues, se aplazó al jueves 14.
A las dos y media, aproximadamente, la comitiva se dirigió hacia el Recreo Peral, recorriendo la Plaza de San Francisco, calle D. Mariano Catalina, Plaza de Cánovas, calle de Calderón de la Barca, Plaza de la Trinidad, calle del Cardenal Payá, Puente de San Antón y carretera de Tragacete. Estas calles tenían un aspecto festivo y algunos balcones lucían adornos. La marcha seguía un riguroso orden establecido: sección de gastadores del batallón infantil, banda provincial de música, batallón infantil, escuelas de niñas, escuelas de niños, banda municipal, invitados y autoridades.
Una vez en el Recreo Peral, pudo comprobarse que gran número de conquenses ya se había congregado en el lugar, convenientemente engalanado para la ocasión. Sobre la tribuna se dispusieron sillas para las autoridades e invitados, así como un altar adornado por las Hermanitas de los ancianos desamparados, desde donde el obispo, D. Wenceslao Sangüesa y Guía, bendijo los árboles que se iban a plantar. Seguidamente se procedió a escuchar los discursos de rigor.
Después del Himno forestal, se procedió a la plantación de árboles, comenzando las autoridades y siguiendo los alumnos de las diferentes escuelas. Como estaba previsto, se habían señalado las parcelas destinadas a cada una de las escuelas de niños y niñas, y las distintas porciones de terreno estaban marcadas por grandes carteles en los que podía leerse el nombre de cada agrupación escolar. Así, el primer grupo, formado por 54 alumnos del Colegio particular San Juan Bautista, plantó unos 30 árboles. El segundo, constituido por 68 niños de las Escuelas de Aguirre, plantó 34. El tercer grupo constaba de 150 alumnos y plantó 75 árboles. El cuarto, con 98 alumnos de la Escuela de la Casa de Misericordia, plantó 50 árboles. El quinto grupo tenía 90 alumnos y plantó 45 árboles, y el sexto, con otros 90 alumnos de la Escuela Fundación del Excmo. Señor Palafox, 50 plantaciones.
Por último, se procedió a la distribución de meriendas entre los casi mil niños y niñas participantes en el festival. Además, entre la multitud que asistió al acto se repartieron folletos y tarjetas postales con asuntos florales.
Las plantaciones se repitieron en días sucesivos y en distintos lugares de nuestra geografía local. El domingo siguiente a esta Fiesta del Árbol se celebró la Fiesta del Pino en la explanada que había entre la Casa de Telégrafos y el Puente de San Antón, organizada por los vecinos de la calle Cardenal Payá. Los adornos florales, banderitas y colgaduras en los balcones dieron mayor esplendor y alegría al festejo. Se colocaron rosales, evónimos, lirios y otras plantas, además de unos 700 pinos negrales de dos años en el talud del río. Quizá sea este el origen del actual jardincillo de la Plaza de la Trinidad, que hasta entonces no pasaba de ser un depósito de piedra utilizado en la construcción de la carretera y un vertedero público.