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Bosque protector
Hoy propongo caminar envueltos por el bosque, cuyo Día Internacional celebraremos el próximo 21. Bosque protector, bosque amigo, bosque hermano. Ojalá la insensata mano del hombre dejara de manosearte; ojalá te dejara en paz. De vez en cuando conviene pararse y escuchar; merece la pena. Tal vez sea cierto lo que dijo Hermann Hesse: “Los árboles son santuarios. Quien sabe hablar con ellos, quien sabe escucharles, aprende la verdad. No predican doctrinas y recetas, predican, indiferentes al detalle, la ley primitiva de la vida.”
El bosque nos habla, pero a menudo no sabemos escucharlo. Nos cuenta que con frecuencia su piel es arañada por caminos para luego verse inundada por el sinsentido, el desatino, el absurdo y el disparate. Que, además, esos caminos están descuidados, dejados a merced de la escorrentía, que sus tierras se están perdiendo, que las está ganando el abandono, el olvido y la desidia.
Sí, es bueno pararse y escuchar al bosque y a sus habitantes. Por allí anda el águila orgullosa defendiendo su territorio; por allá el cuco, viendo a qué incauta avecilla puede engañar esta vez; un presuroso trote desvela que no lejos de nosotros se encuentra una cierva amparando al cervatillo; el arrendajo protesta ruidosamente por nuestra presencia; sobre la copa de aquel árbol, aún desvestido, se ha vuelto a encaramar el zorzal. No; no son los tiempos en los que el bosque era sobrecogedor y estremecía a la gente. ¡Cuántos cuentos y leyendas se habrán inventado a su costa! Eran tiempos en los que parecía tener un poder inabarcable. No; en este momento el hombre está por encima de todas las cosas, incluso por encima de ti, bosque.
Hagamos una breve incursión en los datos, fríos, pero necesarios. El bosque es el medio de vida de más de 1.600 millones de personas en todo el mundo. Es el hogar del 80% de nuestra biodiversidad terrestre y de 300 millones de personas. El 30% de los bosques se usan para la elaboración de productos madereros y no madereros. Los bosques cubren el 31% del total de la Tierra. España es el cuarto país europeo en superficie forestal, después de Rusia, Suecia y Finlandia: en los últimos 40 años ha crecido de 12 a 18 millones de hectáreas. Más de la mitad del país se ha declarado como forestal. Los árboles absorben 87 millones de toneladas de CO2 cada año, lo que en España supone el 23,4% de las emisiones.
El bosque es importante por otras muchas razones: son fábricas de oxígeno, mantienen el suelo en su lugar y lo protegen de la intensa lluvia y el fuerte viento, filtra el agua y conserva el equilibrio hídrico, limpia el aire disminuyendo los efectos de la contaminación, nos proporciona belleza, descanso y oportunidades de ocio… ¿Hace falta seguir?
Está claro, de vez en cuando es bueno pararse para escuchar al hermano bosque, pero también para decirle, como sabiamente escribe Araújo, que es la mejor ocurrencia que ha tenido la vida. ¡Qué insuperable ocurrencia! Déjame decirte, bosque, que me siento parte de ti y te siento parte de mí. Pero quisiera que todos pudiéramos compartir ese mismo sentimiento. Deja que los hombres te escuchen, háblales, pídeles —¡exígeles!— una mejor y más estrecha relación, que se acerquen a ti a la par que se alejan de la indiferencia, la ignorancia y el despropósito, que entre todos te hagamos crecer. Albergas tantos y tantos tesoros, algunos aún por descubrir…
Los ciudadanos necesitamos a los bosques para vivir, y los bosques necesitan a los ciudadanos para desarrollarse. Esta es una cadena que se ha roto desde hace algún tiempo. Necesitamos mirar más hacia el bosque para sentirnos conectados con la naturaleza.
Quizá conociéndote bien te sepamos cuidar mejor.
Por la cuenta que nos trae a todos…