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Semillas desnudas

Botánica

En idioma ruso existe un término para designar a una vasta extensión de territorio escasamente habitado, salvo por un interminable bosque de coníferas que rodea a la Tierra por debajo del Círculo Polar Ártico. Ese término es taiga. Estos bosques tienen tantos árboles como los que se concentran en todos los bosques tropicales juntos. En total, un tercio de todos los árboles que alberga el planeta, una inmensa fábrica de oxígeno capaz de renovar toda la atmósfera. Son los bosques más grandiosos de la Tierra.

Bosque de pino albar (Pinus sylvestris)

 

Las coníferas forman parte de la división tradicionalmente conocida como gimnospermas (Gymnospermae), término que procede del griego γυμνός (gymnós-, desnudo) y σπέρμα (-sperma, semilla); es decir, semilla desnuda. Como las coníferas o pináceas son la familia más importante de esta división, los botánicos decidieron renombrarlo como Pinophyta. Pero en él también debemos incluir géneros como Ginkgo, Abies, Picea, Cedrus, Juniperus, Cupressus, Sequoia o Taxus. Aparecieron en la Tierra hace unos 360 millones de años, a comienzos del Carbonífero.

Algunos ejemplares de coníferas se cuentan entre los más grandes y longevos del planeta: un árbol puede tardar unos 15 años en adquirir el tamaño de un arbusto. Generalmente, las hojas son agujas de tamaño variable —en realidad debemos decir de ellas que son acículas—, protegidas por una resina que les proporciona un sabor desagradable. Por eso hay pocos animales que las ramonean, aparte de los cérvidos y la procesionaria. Esta cualidad, además, es una estrategia defensiva para prevenir la pérdida de agua.

Acículas y gálbulos de enebro común (Juniperus communis)

 

Las pinofitas carecen de flores en sentido estricto de la palabra; sus rudimentos seminales no se albergan en anteras ni ovarios. La polinización se realiza por medio del aire (polinización anemógama), lo que exige una gran producción de polen que debe llegar directamente al óvulo, y a pesar de ello, no todas las no-flores femeninas serán fecundadas.

Inflorescencia masculina de pino negral (Pinus nigra)

 

Por lo tanto, al no tener ovario, tampoco podemos hablar estrictamente de fruto. Así pues, las semillas se desarrollan en estructuras leñosas que conocemos como piñas, u otras más o menos carnosas con apariencia de frutas, pero que técnicamente reciben el nombre de estróbilos o conos —de ahí deriva el nombre de coníferas adjudicado a este orden de plantas—. Las semillas sí son comestibles; que le pregunten, si no, a ardillas, ratones, pájaros carpinteros o piquituertos. El problema es cómo hacer para llegar a ellas. Cada comensal se las ingenia como puede: royendo, haciendo palanca con el pico o insertando el cono en una grieta de un árbol. La cuestión que surge es saber qué animal se ha comido la piña, pero esto es otra historia.