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El origen de todo (1)

Ciencia

Al referirse a ese maravilloso y complicado mecanismo que es el origen del Universo y la vida, Isaac Asimov afirmó en cierta ocasión que “en nuestra cultura, fue tradicional explicar todos los principios como resultado de un designio. Un Creador divino es el responsable de todo”. Más adelante decía que “esta creencia ha sido sostenida tan profunda e intensamente, y durante tanto tiempo, que todavía se consideraba sacrilegio ponerla en tela de juicio”. Pero lo vamos a hacer. Cuestionaremos esta creencia para seguir los pasos de la ciencia, que se ha basado en la observación y la experimentación para dar una posible explicación al origen de la vida.

La aglomeración de minerales para formar la parte sólida del planeta, distribuidos en diferentes capas en función de sus densidades y de las presiones del interior, se produjo en el seno de un inmenso revoltijo de gases, entre los que predominaba el hidrógeno. Había otros, como helio, neón y argón, que no se combinaban con él. Y otros que sí lo hacen, principalmente oxígeno, nitrógeno y carbono. Así, la combinación de hidrógeno con oxígeno da lugar al agua, que a temperatura normal se encuentra en estado líquido, pero que en parte se desprende en forma de vapor. El nitrógeno se combina con el hidrógeno para formar amoniaco (NH3), mientras que el carbono lo hace formando metano (CH4). Ambos compuestos son gases a temperatura normal. Por tanto, la atmósfera primitiva de la Tierra estaba formada principalmente por vapor de agua, amoniaco y metano, y no se parecía en nada a la atmósfera actual.

Fuente: Wikimedia Commons

 

La causa que ha provocado el cambio ha sido la acción de la luz solar, más concretamente la radiación ultravioleta, capaz de chocar contra la molécula de agua y romperla, como ya vimos al tratar de conocer el proceso de la fotosíntesis, de modo que hidrógeno y oxígeno quedan libres. Pero mientras el hidrógeno no es atraído por la fuerza de la gravedad y, por tanto, se pierde, el oxígeno sí resulta atraído, quedando retenido. Es entonces cuando se combina con otros elementos. Si lo hace con el NH3, forma nitrógeno y agua. Y si lo hace con el CH4, forma dióxido de carbono y agua. Tenemos entonces una nueva atmósfera con vapor de agua, nitrógeno y dióxido de carbono, que tampoco es la actual, en la que tenemos un 78% de nitrógeno y un 21% de oxígeno. ¿Qué ha provocado ese aumento tan considerable de oxígeno y la desaparición casi absoluta de dióxido de carbono? El secreto está en la formación de la capa de ozono, a unos 25 km de la superficie terrestre, el ozono bueno, ¿recordáis?. El ozono es un gas cuyas moléculas contienen tres átomos de oxígeno procedentes de la disociación del agua por los rayos ultravioleta. Lo que hace la capa de ozono es absorber parte de esos rayos, haciendo disminuir la disociación del agua. De esta forma, se origina oxígeno al mismo ritmo que se consume.

En el momento en que aparecieron las plantas sobre la Tierra, hace unos 412 millones de años, el oxígeno se forma no solo por disociación del agua gracias a la acción de los rayos ultravioleta, sino por la fotosíntesis, que, además, incorpora el dióxido de carbono a los tejidos vegetales. He aquí el secreto del aumento de oxígeno y la disminución del dióxido de carbono, lo que tal vez nos lleve a la conclusión de que la vida fue antes que la atmósfera.

Las briofitas presenciaron la evolución de las plantas acuáticas a plantas terrestres.