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Más rápido que al natural

Ciencia

Es posible que nos hayamos instalado en la idea de que las plantas crecían más rápido hace cincuenta años, o que los árboles se desarrollan mejor en el campo que en la ciudad. Es lógico. La verdad es que el cemento, el asfalto o la contaminación no son buenos fertilizantes. Ya. Y, sin embargo, no es lo que se extrae de las conclusiones obtenidas por la Universidad Técnica de Munich. Al parecer, han descubierto que los árboles urbanos crecen un 25% más rápido que los que prosperan en plena naturaleza. Por inverosímil que la creamos, conviene asumir esta idea, si es que nos queda algo de confianza en el mundo de la investigación y la ciencia. ¿A qué puede deberse este desarrollo tan diferente entre un entorno y otro?

Los investigadores alemanes plantean la hipótesis de que el cambio climático es responsable de la mayor tasa de crecimiento medio, ya que las temperaturas más cálidas permiten que los árboles y otras plantas incrementen la cantidad de tiempo de fotosíntesis. Tal vez esta teoría no nos resulte del todo extraña si recordamos el concepto de islas de calor, según el cual “el calentamiento global afectará a áreas metropolitanas de forma especialmente fuerte debido a que sus edificios y aceras absorben facilmente la luz solar y elevan las temperaturas locales”. Los científicos de la Universidad Técnica de Munich creen que la mayor tasa de crecimiento urbano es el resultado de la generación de aire más caliente por el pavimento, las calles, las aceras, los aparcamientos y los edificios. Las tasas de crecimiento más altas significan, no obstante, que los árboles urbanos también están envejeciendo más rápido, y muriendo potencialmente antes que los rurales.

 

 

Pero no solo el calor atrapado en las ciudades afecta al crecimiento de los árboles urbanos, sino que ese mayor crecimiento también influye sobre el clima de la ciudad. A lo largo de su estudio, publicado en 2017, los investigadores alemanes se dieron cuenta de que, si bien los árboles urbanos están ganando la carrera a los rurales, también depende de en qué parte del mundo se encuentren. Las dudas que se mantienen al respecto se deben a la escasa información disponible sobre los árboles de ciudad. Lo que ahora se sabe es que los árboles urbanos de la misma edad son más grandes en promedio que los árboles rurales porque los primeros crecen más rápido. Para llegar a esta conclusión se recogieron datos de árboles en ciudades de los cinco continentes, ciudades que fueron elegidas para cubrir cuatro climas diferentes: boreal, templado, mediterráneo y subtropical. En todas las zonas consideradas, las tasas de crecimiento de los árboles urbanos y rurales han aumentado algo desde la década de 1960. Y, además, los árboles de la ciudad han crecido hasta un 25 % más rápido que los de las zonas rurales.

 

 

Aunque no en todas las zonas se produce el mismo fenómeno. La mayor ventaja en el crecimiento acelerado de los árboles urbanos se encontró en las regiones boreales, pero en los climas templados, los árboles urbanos en realidad están creciendo más lentamente que los árboles rurales. Como vemos, tratar de desentrañar lo que está sucediendo a partir de esos datos es complicado, porque el estudio solo analizó las tasas de crecimiento y ninguno de los posibles factores subyacentes, pero los autores del estudio tienen algunas ideas. En su opinión, el aumento general en el crecimiento desde la década de 1960 probablemente depende de nosotros y de todo el dióxido de carbono que inyectamos en la atmósfera. Así se desprende de estudios previos: mientras la escasez de agua no sea un problema, un ambiente más cálido es más propicio para el crecimiento. Las plantas y los árboles pueden ampliar sus fases de crecimiento en ambientes más cálidos y también pueden aumentar su tasa de fotosíntesis gracias al efecto de la fertilización del CO2. De lo que no cabe duda es del acelerado desarrollo de los árboles urbanos provocado por el efecto isla de calor. El estudio señala que en ciudades donde los árboles no prosperan, factores como la mala calidad del suelo o la falta de agua podrían estar contrarrestando los beneficios del calor.

 

 

Así pues, los planificadores de las ciudades necesitan comprender el crecimiento de los árboles urbanos para cuidar a sus habitantes: sabemos que el follaje mejora la salud de una ciudad y se espera que la cantidad de personas que vivan en las áreas urbanas siga aumentando. Además de crecer más rápido, los árboles urbanos podrían envejecer más rápido y necesitan ser reemplazados más rápidamente, según el estudio. Este es uno de los factores que los gestores locales deberán tener en cuenta. En todo caso, hará falta más investigación para descubrir los detalles de lo que está sucediendo y por qué estamos viendo estos cambios en el crecimiento de los árboles. El problema es que todos los países estén convencidos de su importancia y se la concedan igualmente a la investigación científica. Un poco más de apoyo a la ciencia no vendría mal. Por el bien de todos.