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Segregación

Educación

El pasado 21 de agosto supimos que el Tribunal Supremo rechaza los conciertos en los colegios que segregan por sexo. El argumento esgrimido se centra en el artículo 84 de la Ley Orgánica de Educación (LOE), donde, al referirse a la admisión del alumnado, señala que “en ningún caso habrá discriminación por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”. Es esta una Ley que, como sus antecesoras desde finales del pasado siglo, persigue una educación de igualdad y calidad para ambos sexos. Baste recordar que en su artículo 23 recoge entre sus objetivos “valorar y respetar la diferencia de sexos y la igualdad de derechos y oportunidades entre ellos”, así como rechazar los estereotipos que supongan discriminación entre hombres y mujeres”.

La sentencia del TS significa que no se puede subvencionar con dinero público, ese que pagamos todos (o casi) a colegios que optan por separar sexos en sus aulas, y ello porque tal barbaridad va contra la LOE. Al día siguiente de conocer esta noticia, sale a la palestra el ministro de la inefable sonrisa, para expresar su desacuerdo, diciendo sin decirlo que ya veremos. Tal vez debamos ir haciéndonos a la idea de que otro de los cambios que sufriremos irá por estos derroteros. Esto me ha hecho recordar en seguida las curiosas e históricas placas que adornan todavía las fachadas en sendos edificios del casco antiguo. Son placas que el paseante puede contemplar con un amago de sonrisa recordando, acaso conociendo, cómo era la escuela de antes. En el último cuarto del siglo XVIII don Antonio Palafox, antes de ser obispo, tomó a su cargo estas escuelas gratuitas para niños y niñas sin recursos, pero en aquella época aún se separaban las aulas por sexos, no fuera que la cercanía de uno y otro contaminara las mentes infantiles.

La coeducación tardó en llegar, estableciendo la igualdad como una de las condiciones inseparables de la democracia, como señala Luis García Montero en su artículo “Escuela y democracia”. Esperemos ahora que no volvamos a necesitar letreros como los de las escuelas Palafox.