Blog
Comunicación sonora animal
El ruido que provocamos, consciente o inconscientemente, es un fiel aliado de la crisis climática, la pérdida de hábitats y la disminución de la biodiversidad para lograr otra pérdida a la que, tal vez, somos menos sensibles, la diversidad de sonidos naturales. La acústica es una de las formas de contaminación que altera la comunicación y el comportamiento de los animales. Ya sabemos que, para ellos —también para nosotros— los sonidos constituyen un medio de comunicación, ya sea entre miembros de la misma o de diferente especie. El depredador, por ejemplo, tratará de pasar desapercibido, pero cualquier posible presa advertirá a unos y otros de su presencia. Pero ¿es este el único motivo para hacerse notar?
Como vimos en su momento, los sonidos provenientes de los seres vivos forman parte de una de las capas que constituyen el paisaje sonoro, elemento al que llamamos biofonía. Las aves son unos de los principales intérpretes de ese paisaje. Al igual que nuestra especie, tienen su origen evolutivo en el medio forestal, donde realizaban su actividad a plena luz del día. La adaptación a un entorno mayormente cerrado hizo que el uso de la vista se destacara por encima de los demás, aunque, finalmente la espesura vegetal fue diseñando ciertas mejoras de equipamiento, de modo que el sentido del oído se convirtió en una herramienta muy práctica para la comunicación entre los distintos individuos. De hecho, los mejores pájaros cantores son forestales.
El ruiseñor es una de las especies más destacadas en el panorama musical alado.
¿Cuál es el objetivo del canto en las aves y, en general, de los sonidos emitidos por otras especies? Podríamos hablar de cinco razones básicas:
1. Alarma: Sonidos dirigidos a otros miembros de su especie para avisar de un peligro inminente, generalmente de un predador.
Mirlo común
2. Defensa: Sonidos dirigidos a predadores o rivales, para que desistan de su ataque o mostrar su enfado.
Gato enojado
3. Territoriales: Sonidos que se utilizan para marcar el territorio frente a otros individuos de la misma especie y, frecuentemente, del mismo sexo.
Ranas
4. Sexuales: Sonidos dirigidos a individuos del sexo contrario, para facilitar la cópula. Aquí interviene la testosterona, que aumenta la motivación del macho, pero eso, en el caso de las aves, no es garantía de que lo haga bien: el macho con más testosterona cantará más a menudo, pero no necesariamente cantará mejor.
Ronca del gamo
5. Agregación y señalización: Llamadas para atraer a otros individuos de la misma población. Son empleadas para señalar un punto con alimento, un lugar para el refugio, o para identificarse y mantener el vínculo en una comunidad (función relacional).
Paloma torcaz
Son solo algunas de las razones que mueven a los animales a cantar, golpear, gruñir o lo que sea que hagan. Pero también es interesante averiguar cómo lo hacen, algo que abordaremos en otro momento. Seguramente, mientras estamos leyendo estas líneas, hay en algún lugar no demasiado lejos de casa una diversidad de formas vivas y elementos naturales del paisaje emitiendo sonidos. Deberíamos escuchar a la tierra más de lo que lo hacemos, no solo por incrementar nuestro conocimiento de la biodiversidad, sino para mejorar notablemente nuestra salud mental y nuestra sensibilidad hacia los paisajes sonoros que nos envuelven.