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Café para todos
Es muy probable que la gente de la sierra no tuviera problemas en un hipotético caso de carestía de alimentos como el café. En el comercio ya existen los sucedáneos del café, bien porque el consumidor tiene problemas de salud y no puede consumir cafeína, o ya sea por cuestiones económicas o motivos religiosos. Supongamos que el café no se encuentra por la razón que sea: ¿cómo resolveríamos el problema a partir de los recursos disponibles en la Naturaleza?
El primero que encontramos fácilmente es la achicoria (Cichorium intybus), conocida también como amargón, flor de noche, endibia —es pariente muy cercana de la escarola cultivada, Cichorium endivia ssp. endivia—, escarola o almirón. Tiempo tenemos hasta noviembre para encontrar sus vistosas flores azules, que se abren por la mañana y se cierran a mediodía en verano o por la tarde en otoño, y ya no se vuelven a abrir. Duran, por tanto, unas horas, pero siguen apareciendo en la planta durante meses. Pero lo más interesante lo encontramos en la raíz, que se usa como sucedáneo del café una vez seca, tostada y molida, razón por la que fue cultivada en tiempos —incluso en el antiguo Egipto—, hasta su definitiva naturalización. En los años 50 su cultivo fue controlado por Orden Ministerial en algunas provincias y prohibido en el resto.
Achicoria (Cichorium intybus)
Otra posibilidad la tenemos en una de las muchas plantas que reciben el apelativo de diente de león (Taraxacum officinale), cuya alargada raíz principal contiene un potente extracto contra la leucemia, y tostada produce una bebida similar al café que se consumía en épocas de escasez como sustituto de la achicoria. Tal vez por ello se ha conocido como achicoria amarga. Lo de amarga se debe al sabor de sus hojas, que se consumen en ensalada, por lo que conviene aliñarlas un poco. Tienen propiedades diuréticas, y tal vez por ello se decía a los niños que jugar con las flores de diente de león podía hacer que se mearan en la cama. De ahí el nombre popular de meacamas.
Diente de león (Taraxacum officinale)
Las gentes del campo tampoco despreciarían al cardillo (Scolymus hispanicus), aún con flores en agosto. Y una vez más deberemos tostar su raíz para obtener un sucedáneo del café. El sabor de esta parte de la planta, cruda o cocinada, es dulce, y también sus hojas se han consumido en ensalada y potajes de garbanzos o judías. Curiosamente, las inflorescencias se han utilizado tradicionalmente en infusión para combatir la diarrea o como colorante alimenticio a falta de azafrán. Tampoco era raro que el conjunto de la planta formara parte del forraje que se preparaba para los cerdos.
Cardillo (Scolymus hispanicus)
Dejo para el final la cebada (Hordeum vulgare), de cuyos granos, germinados, secados y tostados se obtiene la malta, un producto que lo mismo da para el café que para la cerveza. No es raro, por tanto, que estemos ante el quinto cereal más cultivado en todo el mundo. El café malta o café de malta contiene aminoácidos y minerales y es útil para desintoxicar el organismo, que buena falta le hace a veces. Y, por si fuera poco, se suele incluir en las dietas de adelgazamiento.
Hay más, y algunas de ellas, pertenecientes a la misma familia que el café, ya pasaron por estas páginas. En todo caso, como vemos, los periodos de escasez no han sido en este sentido un serio obstáculo para las gentes del campo, ya que supieron utilizar recursos que ahora probablemente consideramos malas hierbas y pisamos de forma negligente.