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Un abominable misterio

Historia

El 22 de julio de 1879 Charles Darwin escribió una carta a su gran amigo Joseph Dalton Hooker, botánico y explorador inglés, en la que decía lo siguiente: “El desarrollo rápido hasta donde podemos juzgar de todas las plantas superiores en tiempos geológicos recientes es un «abominable misterio»”. La carta estaba motivada por el “problema” que supuso el origen y desarrollo de las plantas con flores, a las que se refiere Darwin como plantas superiores, que tradicionalmente se han venido conociendo como angiospermas. Un misterio porque el mismo Darwin se mostraba incapaz de dar una explicación coherente a este fenómeno, a la vez que negaba cualquier argumento creacionista. Lo de abominable le debió salir del alma, porque la rapidez con que aparecieron las angiospermas no encajaba bien en su teoría de la evolución, en la que postulaba una sucesión lenta y gradual de cambios. Aún hoy sigue dando quebraderos de cabeza a la clase científica mundial.

Pero vayamos por partes. El término “angiospermas” proviene de dos palabras griegas: αγγειον (angíon- vaso, ánfora) y σπέρμα (-sperma, semilla); así, este término compuesto significa “semillas envasadas”, en referencia a que sus óvulos —y posteriormente sus semillas— están encerrados por la hoja fértil portadora de los óvulos o carpelo. De esta forma, si el grano de polen quiere fecundar al óvulo, debe contactar una superficie del carpelo preparada para ello (el “estigma”) en lugar de caer directamente sobre el óvulo, como en las gimnospermas (división Pinophyta).

Flores de estepa (Cistus laurifolius)

 

La mayoría de los paleobotánicos ha creído que las angiospermas derivan de plantas leñosas parecidas a la magnolia, por lo que las rebautizaron con el nombre de “magnoliofitas” (división Magnoliophyta). Con respecto a su tardía aparición en el registro fósil —unos 250 millones de años después de la aparición de las primeras plantas vasculares—, y su explosión de especies después de eso —lo que Darwin llamó "abominable misterio"—, se manejan varias hipótesis actualmente.

Hojas de magnolia (Magnolia grandiflora)

 

Por un lado, el registro fósil indicaría que las magnoliofitas se originaron mucho antes de lo que se creía, pero las pioneras aparentemente son más difíciles de encontrar que las pinofitas y pteridofitas de la misma época, debido principalmente a que vivían en un ambiente con un bajo potencial de preservación de los fósiles. Los resultados son observados con escepticismo por la comunidad científica, y aún son tema de debate.

Según otra hipótesis, las magnoliofitas aparecieron tardíamente, pero su evolución fue rápidamente desencadenada por cambios profundos en las condiciones ambientales, tanto físico-químicos como bióticos —coevolución con grupos animales, dinosaurios o insectos, por ejemplo—, que en muy poco tiempo las pusieron en gran ventaja adaptativa con respecto a las pinofitas y pteridofitas de la época. Una explicación alternativa propone que las magnoliofitas simplemente tienen tasas altas de mutación, lo que genera una cantidad importante de plantas adaptadas a diferentes condiciones ambientales, y promueve su especiación por selección natural.

Centaurea mayor (Centaurea scabiosa)

Es muy probable que el papel esencial que desempeñan los insectos en la polinización constituya la mejor explicación a este “abominable misterio” que traía de cabeza al pobre Darwin.