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Curiosidades emboscadas 6: Por las ramas
Debemos acostumbrarnos a observar todo lo que nos rodea en nuestros paseos por el campo. Y pararnos las veces que sea necesario para no perder detalle. Propongo en esta ocasión alzar la vista hacia las ramas de los árboles y arbustos, que no es lo mismo que andarse por las ramas. Una de las formaciones más habituales son las llamadas escobas de brujas, que nosotros conocemos sobre todo en los pinos, como la que encabeza este artículo, pero que se producen en otras especies.
Las escobas de brujas son la consecuencia de una enfermedad provocada por un tipo de hormona vegetal, la citoquinina, que facilita la división celular y descontrola el crecimiento de la planta. Es algo así como un cáncer vegetal. Pero el causante primero de esta afección puede ser un hongo, un insecto o un virus, entre otros, haciendo que, en definitiva, una parte de la rama crezca desordenadamente y se forme esta especie de nidos que podemos encontrar también en enebros o abedules.
Escoba de brujas sobre enebro...
...y sobre abedul.
Con el nombre de espumadoras o chinches babosas se conoce a un tipo de cigarras pertenecientes a los géneros Philaenus y Cercopis, que se caracterizan por una curiosa actividad en su etapa juvenil. Son varias las especies que actúan de esta forma. En efecto, cuando aún son ninfas, producen unos misteriosos paquetes de espuma que envuelven ciertas hierbas o las ramas de algunos arbustos o árboles. En las imágenes, tomadas en los primeros días de junio, se trata de una sarga. El caso es que el insecto hace una picadura con su trompa en la corteza de la planta y absorbe su savia, de la cual se alimenta, al tiempo que excreta por el ano una mezcla de agua y albúmina e inyecta aire. El resultado es esa especie de saliva o baba que envuelve a las ninfas y las protege de depredadores, garantizando una humedad constante que evita la desecación. Hay quien llama a esa espuma escoria de primavera o escupitajo de cuco. Es costumbre de esta ave alimentarse de orugas de procesionaria del pino, a las que destripa, vacía el contenido intestinal y después las traga y regurgita sus pelos, razón por la que la tradición popular señala a esta ave como causante de la espuma. Habrá que estar pendientes de esta espuma la próxima primavera.
Tampoco es raro observar que un pino solo presenta ramas en una parte de su tronco, como si alguien hubiera hecho una poda caprichosa. Puede que incluso las ramas de una parte del tronco se hayan retorcido para crecer en el sentido contrario. Son los efectos de la luz sobre el desarrollo vegetativo. Recordemos que la luz solar es el alimento y la energía de las plantas por medio de la fotosíntesis, y las plantas la buscan ávidamente cuando falta, creciendo hacia ella. Es lo que en ciencia se conoce como fototropismo positivo, muy común, por ejemplo, en las plantas que crecen junto a los paredones rocosos que jalonan nuestra geografía serrana. Como ha pasado en este parterre de espliego.
Las ramas de este pino se han desarrollado buscando la luz.
Bajemos algo más la mirada para encontrar en determinados arbustos de ribera estas formaciones que parecen insectos disecados. Se trata en realidad de los restos de una muda de crecimiento, una parte del proceso de metabolismo del caballito del diablo o la libélula. Algún día tendremos que ver más de cerca los parecidos y las diferencias entre ambos insectos. Como muchos otros, pasan una parte de su vida en el agua y hasta que llegan a su estado adulto adquieren formas totalmente distintas. En un momento determinado salen del agua y se agarran a una ramilla donde pasan un tiempo de relativa inactividad durante el cual se exponen a los depredadores. Dentro de su exoesqueleto se producen notables cambios morfológicos y fisiológicos, al final de los cuales saldrá el individuo adulto totalmente transformado, dejando atrás esa muda que nos hemos encontrado y que los entomólogos conocen como exuvia.
Y termino con otro insecto, la avispa, poco apreciada en general por nuestro desconocimiento de los beneficios como control biológico de plagas y como polinizador. No es difícil encontrar esa especie de bloque de pisos adosados en una rama o una hierba, en el marco de una ventana, en un alero, etc. Ese cúmulo de celdillas de perfección geométrica está fabricado con una pasta de papel confeccionada por las avispas a partir de fibras de madera masticadas y mezcladas con saliva. Las avispas construyen este nido en primavera y lo abandonan a la llegada del invierno.