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La educación lenta (1)

Libros

“Porque lo que es importante ocurre lentamente”. Es la frase con la que comienza el libro que ahora os recomiendo, y no se me ocurre mejor razón para hacerlo. Hablo de Elogio de la educación lenta, de Joan Doménech Francesch (Graó, 2011), un libro que invita a la reflexión de quienes se sienten (nos sentimos) demasiado ocupados para plantearse que también pueden (podemos) estar equivocados. Un libro dedicado, textualmente, “a todos los que creen en el valor de la educación como instrumento de humanización de la sociedad”.

Se dice que la educación es una actividad lenta y, sin embargo, sucede con frecuencia que trabajamos contra reloj porque hay un programa que terminar. A veces adelantamos contra natura ciertos aprendizajes, como la lectura y la escritura, tal vez sintiendo presiones externas; o quizá nos dejamos llevar por el ritmo que imponen las editoriales a las que sostenemos, o un currículo desequilibrado y sobrecargado: es necesario dar más contenidos con más horas lectivas y, si no es suficiente con el horario escolar, ahí tenemos el extraescolar.

La sucesión de reformas educativas, lejos de ser una solución, se ha convertido en un problema que ha desembocado en la pérdida de confianza hacia el profesorado, fenómeno que se ve alimentado de cuando en vez en el caso de la escuela pública cuando alguna lumbrera, como el sagaz Consejero castellanomanchego del ramo, suelta por su boquita que la culpable del fracaso escolar en nuestra región la tiene la escuela de todos. Esa falta de confianza deriva a su vez en el hecho de que la sociedad pone en entredicho la profesionalidad de los docentes.

Los exámenes ya no bastan para comprobar los resultados alcanzados. Ahora hacen falta pruebas externas, estandarizadas, a las que no estamos preparados ni los enseñantes ni nuestro alumnado, pruebas que dejan de lado aspectos tan importantes como la creatividad, los valores, la inclusión, la equidad… El estrés se ha adueñado de la educación. Y para intervenir en el proceso es necesario reducir la presión sobre los agentes directamente implicados en el mismo.