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Viajero de la vida

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Mensajero de la no violencia, activista del medio ambiente, educador, pensador, apóstol del cambio de la sociedad, ex monje… Todo esto es nuestro personaje de hoy, Satish Kumar, un hombre de aspecto apacible y cara sonriente nacido en la India en 1936, tan inquieto que con solo nueve años dejó el hogar familiar para unirse a un grupo de monjes jainistas, y tenía dieciocho años cuando se dio cuenta de que podía devolver más al mundo haciendo campaña por la reforma agraria en su país y trabajando para recuperar la visión que tenía Gandhi de una renovada India y un mundo pacífico de verdad. Inspirado por el británico Bertrand Russell, Satish emprendió un peregrinaje de 8.000 millas desde la India hasta América, pasando por Moscú, Londres y París, sin dinero y dependiendo exclusivamente de la amabilidad y la hospitalidad de la gente. Su objetivo era entregar un paquete de lo que llamaba “té de la paz” a los líderes de las cuatro potencias nucleares del mundo. Luego, dejándose convencer por su admirado E.F. Schumacher, autor del libro Lo pequeño es bello, se estableció en Reino Unido y ocupó el cargo de editor de la revista Resurgence, que ofrece una perspectiva positiva y original de los temas medioambientales, el activismo, la justicia social y la vida ética. Allí también fundó el Schumacher College, una escuela de gran reputación que trata de inspirar, desafiar y cuestionarnos como habitantes del mundo para hacer las preguntas cuyas respuestas buscamos todos, así como para encontrar el conocimiento, la intuición y el asombro en la búsqueda de soluciones.

 

Estos son los mimbres que conforman a Satish Kumar, un viajero incansable a través de la vida, de la educación y de la sensibilización ciudadana. Y también son la materia prima de su última obra Tierra, alma, sociedad, una nueva forma de ver nuestro tiempo, la llamada era de la sostenibilidad. Kumar parte de la base de que la tierra es conmovedora, y que lo que hagamos a la tierra nos lo hacemos de hecho a nosotros mismos. En este libro, insta a los lectores a crear una nueva conciencia capaz de venerar la naturaleza y explora la manera en que una sociedad global debe aceptar la diversidad y convertirse en peregrina en esta tierra, no en meros turistas. Para lograr un cambio en el mundo, debemos ser el cambio que deseamos ver.

 

Los tres pilares en que se basa la filosofía de Kumar son el Mahatma Gandhi, Rabindranath Tagore y E.F. Schumacher. Bebiendo de sus ideas, plantea en el libro algunos pensamientos que podríamos calificar como claves:

  • No habrá curación posible para la persona si la Tierra que nos acoge está enferma y las comunidades humanas sufren.
  • No hacer daño y practicar la no violencia con plantas, animales y personas es una forma de mejorar mi relación con el mundo natural, con el mundo interior y con el mundo social.
  • La Tierra figura en primer lugar porque representa la naturaleza y sostiene el sistema vital.
  • La Naturaleza no es algo que esté ahí fuera; nosotros también somos Naturaleza.
  • En el mundo no hay crisis económica y la tierra todavía produce alimentos. Lo que tenemos es una crisis de moralidad.
  • Es responsabilidad moral de todas las generaciones dejar la Tierra en buen estado, si no mejor, de los que nos la dejaron nuestros predecesores.
  • La economía depende completamente de la ecología. Si tenemos una crisis económica es que tenemos una crisis ecológica por habernos excedido en el consumo de nuestros recursos naturales.

 

Es probable que muchos conozcamos la teoría, pero pocos la llevamos a la práctica: si cuidamos la Tierra, ella cuidará de nosotros; la Tierra nos sostiene y nos mantiene, dependemos de ella. Sin embargo, los tiempos modernos nos han hecho perder el norte, nos han convertido en seres arrogantes que creen estar por encima de las demás criaturas. Lejos de tener la convicción de estar interrelacionados con la Naturaleza, creemos estar separados de ella, por encima de ella. La tecnología, la ciencia, la industria y el comercio son buenos para la humanidad porque le ha permitido conquistar la Naturaleza, pero parece que estemos en guerra contra ella y contra sí misma. Nuestro afán por un crecimiento económico ilimitado nos lleva a esta guerra. Por eso tenemos un reto planteado como especie: recuperar la humildad y volver a conectarnos con la biosfera.

Ya lo vimos al tratar del déficit de Naturaleza: tenemos que acercarnos a ella, caminar por el bosque, contemplar las nubes, gozar de los paisajes. “Solamente de esa profunda experiencia nace el profundo compromiso de respeto y cuidado de la tierra. Solo entonces podemos pasar del consumismo a la conservación”, dice Kumar, porque “derrochar, contaminar y acumular posesiones que no son esenciales para vivir son actos de violencia”. Llama la atención de los lectores por el hecho de que la humanidad muestra una gran indiferencia ante el deterioro de la Naturaleza y el sufrimiento de los demás. Por eso propone reforzar las tres patas que sustentan la vida: el cuidado de la Tierra, la renovación de nuestra persona y el restablecimiento de la justicia social.

 

Esto requiere un esfuerzo que podría empezar por dejar atrás las estrechas limitaciones del interés propio y trabajar por el interés de todos. Es posible que no se consiga de forma inmediata, pero es la mejor manera de lograr la paz, que, escribe Kumar, “tiene por lo menos tres dimensiones: la paz interior, la paz social y la paz ecológica, hacer las paces con uno mismo, hacer las paces con el mundo y hacer las paces con la naturaleza”. La paz no llegará gracias a las reuniones presidenciales, sino cuando tenga lugar un cambio en el ambiente, en el pensamiento, en nuestra actitud.