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Conectarse con la naturaleza
Los parques y jardines han sido —aún lo son— los salvadores de muchas personas durante la pandemia. Bosques, ríos, cumbres y praderas han hecho lo mismo. Ahí están, a nuestra disposición para dar un poco de serenidad al ajetreado estilo de vida que nos define. Pero no se trata únicamente de huir de posibles confinamientos o de tener una excusa para salir de la ciudad sin romper vínculos con lo cotidiano. Hay que saber cómo hacerlo. Estas son algunas formas para aprovechar al máximo los encuentros con la naturaleza.
1. Deja tu teléfono atrás
Es cierto, se trata de una recomendación controvertida. Cuando no existían los teléfonos móviles nos aventurábamos en el campo con el equipamiento imprescindible y, como mucho, dejábamos dicho dónde íbamos a estar. Con cierta frecuencia encontramos noticias en los medios que nos hablan de gente extraviada y que ha debido ser rescatada. Es probable que dieran el aviso los propios paseantes vía telefónica. Por tanto, no se pueden recomendar los paseos por el monte sin teléfono, pero sí hacer un uso racional de tal dispositivo que realmente nos permita sumergirnos en los sonidos y las vistas de la naturaleza. Mal asunto si nos distraemos revisando notificaciones, tomando demasiadas fotografías o preocupándonos por cosas que deben hacerse en otro momento y en otro lugar. Podemos caminar con el móvil en los bolsillos, sabiendo renunciar a él, y nos encontraremos escuchando el susurro de las hojas en el viento o el sonido del arroyo que fluye a nuestro lado; siempre nos dejará una sensación de tranquilidad.
2. Lleva la vida silvestre a tu jardín
El jardín de casa ha sido un revulsivo para la salud física y mental de mucha gente durante mucho tiempo. El espacio sirvió para atraer polinizadores durante todo el año y proporcionar refugio y alimento a numerosas especies animales. Y esto se puede complementar con la instalación de hoteles para abejas. Hay muchos comederos y cajas nido para pájaros. Un poco de comida que se deja en el patio fomenta las visitas nocturnas de varios zorros. Es mejor no tener demasiado “ordenado” el jardín, pues así se deja la puerta abierta al desarrollo de la vida silvestre. Deja la hierba un poco más y no cortes las semillas de tus flores. Todo esto proporcionará valioso alimento y refugio para los insectos, aves y pequeños mamíferos que hibernan.
3. Abre una ventana al mundo
Si no disponemos de jardín, siempre contaremos con las posibilidades que ofrecen una ventana o un balcón. Cuando la actividad y la movilidad se ven afectadas, también podemos. conectar con la naturaleza de esta forma, observando pájaros desde casa o mirando árboles cercanos. Se encuentra mucha serenidad y satisfacción al ver los cambios en las plantas desde casa o en los alféizares de las ventanas cuando salen nuevas hojas o flores. Son realmente notables.
4. Haz verde tu mirada en casa
Incluso experimentar la naturaleza a través de una pantalla puede proporcionar considerables beneficios para la salud, que incluyen presión arterial más baja, frecuencia cardíaca más lenta y reducción del estrés. Cuando navegamos por internet asegurémonos de reservar un momento para detenernos y apreciar las fotos y vídeos de la naturaleza de otras personas. Pueden ser realmente espectaculares e incluso servir como fondos de pantalla. Por cierto, ¿qué tal si creamos una vista personal de la naturaleza? Pueden ser imágenes tomadas en nuestros paseos por el campo, o colocar plantas de interior en nuestro espacio de trabajo. Nadie más que nosotros puede verlas, pero está bien, porque su único propósito es ayudarnos a relajarnos durante el trabajo. Tenemos nuestro propio jardín secreto allí mismo, en el escritorio. Y dediquemos el tiempo necesario en la lectura de artículos y libros que nos abren otra considerable puerta a la naturaleza.
5. No tengas miedo a la oscuridad
Salgamos por la noche, cuando oscurezca. Notaremos la presencia de criaturas nocturnas como murciélagos y erizos dentro y alrededor del jardín, en la calle o el parque. Es recomendable utilizar una cámara o una grabadora para ver y captar lo que sucede por la noche. El autillo en verano y el mochuelo desde el otoño nos harán compañía. A menudo resulta fascinante y sorprendente.