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Llueve
Pendientes como estamos tan a menudo del pronóstico del tiempo, escuchamos expresiones como “llega el mal tiempo” si de la lluvia se trata. Una expresión cuando menos discutible, y argumentos no faltan. No voy a referirme a las lluvias torrenciales, que arrasan “bucéfalamente” cuanto tienen al alcance de sus gotas. Debemos tener en cuenta en esos casos el poder destructor de la mano del hombre, para quien la previsión y la precaución no son los valores más destacados.
Es necesario apreciar de otro modo la lluvia vivificadora; la que reanima manantiales y fuentes; la que tapiza de verde la pradera; la que colabora con el viento en la generación de otro tipo de lluvia, esa lluvia amarilla de hojas que caen con destino a humificar la tierra. La lluvia, en fin, es creadora de vida; apaga la sed de la tierra y el silencio del arroyo, limpia el aire que respiramos y despierta olores antes ocultos por la sequedad. La lluvia señala el descanso del hortelano mientras prepara el terruño para un nuevo trabajo; colorea el farallón rocoso con gruesos trazos oscuros que se derraman hacia el abismo; incrementa la soledad del caminante y aviva su nostalgia.
Escaramujo, fruto del rosal silvestre (Rosa canina).
La lluvia contribuye a la armonía del entorno con la levedad musical de su caída sobre la fronda y la hojarasca del camino. La lluvia peina las cumbres e inspira al artista, ya sea poeta, pintor o músico. Y a las pruebas me remito. Fue capaz de sugerir estas líneas a alguien como García Lorca para componer su Lluvia:
La lluvia tiene un vago secreto de ternura,
algo de soñolencia resignada y amable,
una música humilde se despierta con ella
que hace vibrar el alma dormida del paisaje…
Muchos pintores, como Van Gogh, no supieron sustraerse al poder inspirador de la lluvia. Admiremos su Trigal bajo la lluvia (1889):
Y en cuanto a la música, ¿cómo podemos pasar por alto la belleza que Beethoven supo imprimir en sus partituras influido por la lluvia? Su magistral sinfonía nº 6, Pastoral, recoge en sus dos últimos movimientos los acordes dictados por la tormenta y la alegría y reconocimiento de los pastores después de la lluvia.
Ellos sí sabían interpretar cabalmente los beneficios de la lluvia, sinónimo de vida. ¿Por qué nos empeñamos en decir que hace mal tiempo cuando llueve?