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Caminar sin complejos

Senderismo

Hace cien millones de años ya andaban por ahí tratando de recibir con los brazos abiertos a cualquier incauto animal sobre el que se montaban para viajar gratis mientras le sacaban la sangre que podían. Se sabe tras encontrar garrapatas atrapadas en ámbar, y han llegado a nuestros días superando obstáculos que otros seres más grandes y fuertes como los dinosaurios no hicieron. Ahora saltan a las páginas de los diarios y las pantallas de televisión por provocar la muerte de algunas personas que fueron infectadas por extraños virus. Los agentes transmisores de la fatal enfermedad pudieron llegar por picadura o por contacto con la sangre de animales infectados.

La garrapata es un ácaro que sabe buscar un lugar adecuado a la espera de que pase por allí un animal, adherirse a su pelo o plumaje y viajar como polizón. Cuando detecta la presencia de su víctima, abre el par de patas delantero y ¡ya está, a chupar sangre! Para evitar ser expulsada, segrega una sustancia fijadora. Una vez lograda la perforación, viene la hemorragia y, al tiempo que sale la sangre, se introducen bacterias o virus hasta que la garrapata queda satisfecha, momento en que acaba soltándose de su víctima.

 

Fuente: James Lindsey's Ecology of Commanster Site

 

Aunque la mayoría de las picaduras son totalmente inofensivas, la preocupación que han despertado los acontecimientos conocidos por los medios de comunicación nos obliga a tomar ciertas medidas preventivas antes, durante y después de emprender una caminata al aire libre. Siguiendo estos pasos, tal vez estaremos preparados para salir sin miedo. Así, antes de salir conviene saber dónde podemos encontrar garrapatas. Su puesto de espera puede estar en una gran variedad de lugares, pero generalmente es seguro asumir que cualquier hierba alta, arbustos bajos o plantas boscosas tienen garrapatas. Estos arácnidos se pueden encontrar incluso en nuestro propio patio trasero o jardín. Por tanto, si caminamos a través de la hierba a la altura de los tobillos, debemos asumir que podríamos estar portando una garrapata. Pensemos en el camino que vamos a tomar y planeemos en consecuencia. Lo primero en lo que debemos pensar es en cubrirnos todo lo posible, limitando al máximo la cantidad de piel expuesta al contacto con las garrapatas, que no podrán morder si no encuentran algo para morder. Usar zapatos cerrados, calcetines altos y pantalones largos es lo más adecuado en estos casos. Meter las perneras de los pantalones en los calcetines puede ser una de las maneras más efectivas y fáciles de prevenir la transmisión. Quizá no tengamos la apariencia más elegante, pero es una buena forma de proteger los tobillos.

 

 

Podría completarse esta estrategia tratando nuestra indumentaria con algún tipo de insecticida capaz de repeler las garrapatas y evitar que se adhieran a la ropa. Puede rociarse también en el calzado o incluso en la mochila. Este paso requiere un poco de anticipación, ya que la ropa o el equipo se secan unas horas después de ser rociados y los efectos del insecticida pueden durar varios días, así que podemos prepararnos fácilmente antes de tiempo.

Al llegar a casa conviene revisar a fondo la ropa y el equipo, ya que a las garrapatas les encanta colgarse en ellos y pueden entrar en casa como invitados no deseados. Para acabar con cualquier garrapata que se encuentre en la ropa, podemos ponerla en una secadora de ropa durante 10-15 minutos, y el calor debería provocar los efectos esperados. Si la ropa está sucia, hay que lavarla con agua caliente, porque el agua fría o tibia no matará las garrapatas. Conviene inspeccionar cada parte de nuestro cuerpo en busca de garrapatas, ya que pueden ser tan pequeñas como una semilla de amapola. Asegurémonos de revisar entre las articulaciones (detrás de las rodillas, los codos, las axilas), detrás de las orejas y en cualquier lugar cubierto de pelo (detrás del cuello), ya que estos ácaros adoran los lugares cálidos y oscuros —por cierto, tal vez usar una indumentaria de color claro puede ayudar—. Completemos nuestra revisión con una buena ducha. No solo es una gran forma de aseo tras una caminata divertida, sino que también es una manera fácil de eliminar cualquier garrapata que no se haya detectado, y es el momento perfecto para realizar un control de garrapatas. Si hemos salido en compañía de nuestro perro, también hay que analizarlo minuciosamente. Las garrapatas no discriminan, y les encanta saltar sobre cualquier mamífero que pase cerca.

 

Fuente: www.tn8.tv

 

¿Qué debemos hacer si encontramos uno de estos polizones? ¡Que no cunda el pánico! Las probabilidades de contraer una enfermedad en las primeras 24 horas son muy bajas. Cuanto antes detectemos una garrapata, mejor, así que debemos asegurarnos de hacer un chequeo temprano. La eliminación adecuada de las garrapatas es importante, así que mantengamos la calma, respiremos profundamente y preparémonos para quitar la garrapata. Lo más indicado es usar pinzas o una cucharilla. ¡No usemos los dedos! Si exprimimos la garrapata, podemos entrar en pánico y abrir la puerta a cualquier patógeno desagradable que pueda estar transportando. Tampoco es bueno usar un encendedor para quemarla, porque eso le hace regurgitar y aumentan las posibilidades de infección. Hay que aplicar una presión constante al quitar la garrapata. Si usamos pinzas, debemos sujetarlas lo más cerca posible de la base, sin apretar. Si usamos una cuchara, tenemos que deslizarla alrededor del cuerpo de la garrapata, tirando lenta y constantemente hacia arriba, sin girar ni sacudir. De esta forma, partes de la cabeza o la boca no permanecerán incrustadas en la piel, lo que puede aumentar el riesgo de infección. Si esto sucede, hay que intentar quitarlas con pinzas. Si no se puede, limpiemos a fondo el área y esperemos a que la piel se cure. Por último, debemos limpiar con alcohol o un jabón antibacteriano el punto donde se ha producido la picadura y la herramienta utilizada para quitar la garrapata. En todo caso, lo siguiente será acudir al médico.

Siguiendo estas instrucciones, estaremos a salvo cuando nos aventuremos a caminar por el monte. No permitamos que las garrapatas nos impidan pasear al aire libre. Nuestras actividades en contacto con la Naturaleza son demasiado hermosas e importantes para que estas pequeñas molestias nos condicionen.